jueves, 9 de marzo de 2017

«Wearables» saludables: Los médicos comienzan a «prescribir» dispositivos tecnológicos

Pulseras, relojes, bandas, camisetas, teléfonos móviles... El abanico de dispositivos capaces de «vigilar» nuestros hábitos de vida se multiplican cada día. Poco a poco se han ido haciendo un hueco en nuestras rutinas y se han convertido en los «Pepito Grillo» que alertan sobre qué cambios debemos adoptar para evitar el sedentarismo gracias a una suerte de chantaje que muchos aceptan: «Hoy has cumplido con tu gasto calórico previsto. ¡Fenomenal, has conseguido los 10.000 pasos!». Y por eso, la comunidad médica ha puesto sus ojos en ellos, ya que lo que no han conseguido los profesionales médicos, lo han logrado una simple pulsera o un teléfono en menos tiempo: un cambio en el estilo de vida. Y es que, ahora, ser «sano» parece estar de moda.


Los «wearables» o dispositivos tecnológicos –que recogen datos de la actividad física de los usuarios, monitorizan el sueño y el ritmo cardíaco, y hasta cuentan el gasto calórico– se empiezan a emplear en ensayos clínicos para ver si las terapias que se prueban, sumadas a un estilo de vida saludable, funcionan. Uno de los proyectos, de cientos que se pueden encontrar en las plataformas clínicas, se desarrolla en el Hospital Mount Sinai (EE UU). Aquí, el equipo liderado por el doctor Valentín Fuster ha diseñado una intervención clínica desde el entorno laboral en una población determinada, en la que se realiza un seguimiento de cómo sus hábitos de vida influyen en su salud cardiovascular. Entre las pruebas y los controles que se van a realizar a lo largo de tres años –ahora se hallan en pleno estudio, en el segundo año– se encuentra la recogida de datos que proporciona la pulsera Fitbit, que monitorizará el sueño y la actividad de cada uno. En 2019, se conocerán los primeros resultados.


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